- Max Joao Martínez Utrera
- Oct 10, 2024
- 3 min read
Updated: Oct 11, 2024
¿Eres residente de radiología y te preguntas cómo los ojos y los pulmones pueden estar conectados? Suena raro, lo sé. Pero, ¿sabías que síntomas aparentemente insignificantes como un ojo rojo o visión borrosa pueden ser una pista para problemas mucho más serios en el tórax? El artículo “Disorders with Ophthalmic and Thoracic Involvement” de Gosangi et al. (2024) es justo la brújula que necesitas para navegar este campo multisistémico que, créeme, te va a sorprender.
Imagina esto: estás en una guardia, revisando una lista de pacientes, y entre ellos hay alguien con síntomas de dolor ocular y visión borrosa. ¿Lo primero que te viene a la mente? Quizás sea un caso simple de uveítis. Pero lo que tal vez no sabías es que casi el 90% de los pacientes con sarcoidosis tienen algún grado de afectación torácica, y ese dolor ocular puede ser una alerta temprana de algo más profundo en los pulmones. Aquí es donde tu capacidad para interpretar las imágenes no solo de los ojos, sino del tórax, puede ser crucial.

Síndrome de Marfan: Lo Que No Ves en los Ojos Podría Estar en el Corazón
Y no es solo sarcoidosis. Considera una patología como el síndrome de Marfan. Un paciente podría presentarse con ectopia lentis, lo que te podría llevar a un examen ocular. Pero si conectas las piezas del rompecabezas, sabrás que este síndrome tiene un riesgo de dilatación de la aorta que, si no se trata, puede llevar a una disección aórtica mortal cuando el diámetro excede los 50 mm. Este tipo de conocimientos te posicionan como un radiólogo integral que va más allá de los síntomas visibles.
Es fácil pensar que los ojos y el tórax no tienen nada que ver entre sí, pero este artículo demuestra lo contrario. Tomemos el ejemplo de la aspergilosis invasiva, una infección que afecta a pacientes inmunocomprometidos. Este hongo puede infiltrarse en los senos paranasales y llegar hasta el órbita, causando lesiones en los músculos oculares. Sin embargo, también puede desencadenar la formación de nódulos en los pulmones, lo que puede observarse en una TC torácica con el característico signo del halo, una señal de hemorragia debido a la necrosis vascular. En un mundo donde el diagnóstico temprano puede cambiarlo todo, la capacidad de reconocer estos signos en múltiples sistemas es una herramienta poderosa.
Tecnología de Imagen: El Enlace entre Ojos y Pulmones
Hoy en día, la radiología está cada vez más basada en herramientas tecnológicas avanzadas, desde inteligencia artificial para análisis de imágenes hasta la integración de múltiples modalidades de imagen como TC y RM. Estas tecnologías te permiten ver más allá de lo obvio. Por ejemplo, en el síndrome de Sjögren, podrías observar sequedad ocular en un paciente y, gracias a la tecnología de imágenes de alta resolución, identificar un patrón de neumonía intersticial no específica (NSIP) en una tomografía de tórax. La capacidad de realizar este tipo de diagnósticos interconectados te diferencia como un profesional que no solo maneja las herramientas, sino que comprende cómo usarlas para mejorar la vida de los pacientes.

Para muchos de nosotros, la tecnología es algo cotidiano. Estamos constantemente conectados, usando múltiples dispositivos al mismo tiempo. La radiología moderna no es diferente. Ser capaz de conectar las pistas que te dan las imágenes de distintas partes del cuerpo, entender cómo un pequeño detalle en un órgano puede llevarte a una revelación en otro, y aprovechar al máximo las herramientas tecnológicas es el camino hacia la excelencia en esta especialidad.
Este artículo te invita a hacer justo eso: profundizar más allá de lo evidente y pensar en las conexiones invisibles. El ojo seco no siempre es solo ojo seco, y lo que parece una simple anomalía en el tórax puede tener su origen en una patología ocular. Si te apasiona la idea de ser un radiólogo que ve más allá de las imágenes y conecta los puntos de manera innovadora, este es solo el comienzo.
Te compartimos el paper para que profundices sobre el tema:
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